Santiago Azágar

(Trujillo, 1969) Poeta peruano, miembro de la Generación del 90, en la que destacó como poeta del amor. Estudió las carreras de obstetricia y educación.

En la década de 1990 comenzó la divulgación de sus primeros trabajos literarios como miembro importante del grupo "TRINCHERAS" de la Universidad Nacional Del Santa, institución en la que fue estudiante de la escuela de enfermería. En aquellos años fundó y dirigió la revista El Universalismo (1993-1996). En este último año regresó a Trujillo, donde se desempeñó como interno de obstetricia en el hospital Manuel Cipriano Rafael de Florencia de Mora, luego se mudó a Lima, donde vivió hasta 2003 dedicado a oficios no literarios. Debido al nacimiento de su hija María Isabel y la nostalgia por los paisajes de su niñez, como el mar de Buenos Aires y el centro histórico, regresa a Trujillo, desempeñándose como docente libre de comunicación en el colegio Santa Edelmira, 2007.

Desde el 2008 está de nuevo en Lima, esta vez dedicado al cien por ciento a su labor literaria, aunque se da tiempo para compartir una clase con sus estudiantes.

Poeta de un lirismo subjetivo de tema amoroso, con construcciones simples, reflexivas y nostálgicas, marcadas por la música. De su producción lírica podemos citar títulos como Sueños a Poesía, 1994; De Piedra y mujer, 2004 y En noviembre y otros días, 2007.

En narrativa destacan Fábulas de un cibernauta, 2015; Eleuterio, la tortuga estrellada, 2016; Rayas, 2016 y Popy, el cuentacuentos, 2017. Las tres últimas obras están orientadas al lector infantil-juvenil.

POPY, EL CUENTACUENTOS

RESEÑA

Dos son los objetivos que persigue Ana Paula en esta nueva aventura: crear un club de lectura en su colegio y encontrar a Popy, el cuentacuentos que –con el encanto de su arte– es el único que sabrá apoyarla con el primer objetivo. Pero qué difícil es ubicar a este cuentacuentos que parece estar en todas pero en ninguna parte. Ana Paula, Noemí y Lucas recorren todos los lugares posibles para hallarlo, y sin embargo Popy es tan escurridizo como Gianfranco, el entrañable caracol de Valeria que también anda extraviado en alguna parte de la ciudad.
Santiago Azágar sabe cómo atraparnos desde las primeras líneas, pues sus historias cuentan con el apoyo anímico de la emoción juvenil, la identidad familiar y un gran sentido de la solidaridad. Sigamos una vez más a este diestro narrador que ya consiguió involucrarnos —desde sus primeros libros— en las cautivadoras aventuras de Ana Paula y sus leales amigos.


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